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ROMA

 

Italia es sin duda uno de los mejores destinos para viajar si eres celíaco. En esta ocasión nos decantamos por Roma, ya que teníamos muy buenas recomendaciones de lugares donde comer.

 

Primero de todo miré los hoteles acreditados por la Asociación de Celíacos de Italia, pero por una cosa o por otra no nos convencían, así que elegimos un hotel de la cadena NH, situado cerca de centro pero lo suficientemente apartado para asegurarnos el descanso nocturno.

 

Antes de reservar el hotel contacté con ellos para saber qué nos podían ofrecer para el desayuno sin gluten (siempre lo hago), pero nos ofrecían productos que en mi opinión no son adecuados para el desayuno. Aunque soy consciente de que no nos pueden adaptar todo un buffet para nosotros, les envié un mail pidiéndoles que durante nuestra estancia nos interesaría poder desayunar pan tostado con mantequilla y mermelada y zumo de fruta. Aprovechando el mail les pregunté si la crema de cacao y el cacao soluble eran sin gluten y así no tener que preguntar el primer día del desayuno, ya que teníamos una excursión al Vaticano programada muy temprano y el hotel dejaba preparado un pequeño servicio de desayuno para los clientes que tenían que desayunar antes de que abriera el comedor y por lo tanto no habría personal al que preguntar las dudas. No obtuve ninguna respuesta. La agencia que nos gestionó las reservas llamó para insistir en la necesidad de tener la información al respecto ya que se trata de un tema de salud y la respuesta del hotel fue que ellos lo tenían todo muy controlado. Un día antes del viaje me contestaron el correo diciendo que tendríamos a nuestra disposición los productos solicitados. Un poco más y recibo el correo cuando ya estamos allí ....

 

Cuando llegamos al hotel, al hacer el check-in volvimos a recalcar el tema del desayuno y nos aseguraron que estaba todo previsto para el día siguiente (que era el día que teníamos que desayunar antes). En ese desayuno nos dejaron dos croissants grandes, unos panecillos, unas "tortitas", otras "tortitas" de la marca Schär (que para mi gusto son incomibles por su textura sintética y sabor cero) todo envasado. Había también mantequilla, mermelada y nutella. En ese momento tuvimos suficiente, ya que somos dos celíacos en la familia, pero encontré una pega, y es que aquel desayuno no era sólo para nosotros, era para quien necesitara hacerlo antes de la hora de apertura del buffet y por lo tanto si había alguien más dispuesto a comer antes de la hora estipulada también podía tomar la comida sin gluten que nosotros teníamos solicitada, así que tuvimos suerte y pudimos desayunar. Hay que decir que este tipo de servicio que hace el hotel se llama "desayuno para madrugadores" y es de agradecer ya que aunque no tiene la variedad completa de productos que hay en el bufete convencional, es una buena alternativa para no tener que salir del hotel con el estómago vacío.

 

Al día siguiente fue cuando realmente vimos qué opciones nos ofrecían en el buffet completo. De hecho eran las mismas que en el desayuno de madrugadores. A pesar de haber pedido poder desayunar pan tostado nunca lo pusieron (creo que no pido mucho teniendo en cuenta que según ellos lo tienen todo controlado). Ni pan tostado envasado ni tostadora donde tostar el pan, porque obviamente, estaba contaminada. Tampoco podía usar las bolsas anti-contaminación ya que el sistema de tostadora de los hoteles suele ser de aquellos que la resistencia va dando vueltas y va cayendo el pan. Visto el éxito hablé con uno de los responsables para hacerle una "crítica constructiva" de la situación. Le hice saber que los celíacos desayunamos las mismas cosas que el resto de gente pero sólo que en su versión sin gluten (así de fácil). Le comenté que poner tortitas y palitos de pan no lo consideraba adecuado de hecho ni en su versión con gluten y que obviamente el resto buffet no tenía y que por lo tanto nosotros no teníamos que comer diferente ni peor, que por eso pagábamos igual el precio del desayuno. También le hice entender que el pan sin gluten sin tostar, es una bola bastante difícil de digerir y que habiéndolo solicitado por mail y habiendo respondido que lo tendríamos, esto no fue así. De hecho el pan sin gluten, era pan de hamburguesa, de dos marcas diferentes, lo que tampoco entiendo con la cantidad de tipos y formatos de panes envasados que llegan a haber en el mercado (y más en Italia!). La cuestión es que la "crítica constructiva" hizo su efecto. Recibimos una carta del hotel en nuestra habitación pidiéndonos disculpas por no haber estado a la altura y que al día siguiente habría una persona del bufete para poderle pedir lo que necesitáramos. Francamente, agradezco las disculpas, pero mi demanda no era una persona, era unas tostadas de pan que nunca llegaron. Al día siguiente cuando la camarera nos vio entrar por la puerta del comedor, se desvivió para satisfacernos y ofrecernos, embutido sin gluten, magdalenas, le llevó un bote de crema de cacao a mi hijo que ella misma guardaba en la nevera y que cada día le llevaba a la mesa (Observación: Para ser  que el hotel lo tenía muy controlado, no hacía falta un bote entero de crema de cacao ya que en el buffet había envases monodosis de nutella que cualquiera que sepa algo de celiaquía es mucho más fiable por cuestiones de contaminación cruzada). Nos hizo zumo de naranja natural que no había en todo el buffet (cosa que me extrañó bastante porque suele ser el zumo más solicitado). En fin, toda una serie de cuidados que ella tuvo que tener para contrarrestar la incompetencia de sus compañeros que no contestaron el mail cuando debían hacerlo, y eso a mí personalmente me sabe muy mal. Sólo puedo agradecer el trato y la buena disposición tanto del responsable a quien le transmití la "crítica constructiva" como a la camarera que nos ayudó el resto de días. El resto francamente, no estuvo a la altura de un hotel de 4 estrellas. Tengo que decir que las habitaciones eran muy cómodas y estaba impecablemente limpio. Sólo cenamos un día en el hotel, comimos bien, la carta escasa pero correcto, sin más.

CONCLUSIÓN SOBRE EL HOTEL. No repetiré con ellos. No puede ser que un hotel, de este nivel y que presume de su sabiduría para con la alimentación sin gluten, tenga muchas menos opciones para el desayuno que las que tengo yo en mi casa. No puede ser que nos cobren el precio de un desayuno con esta escasa variedad de producto y tampoco puede ser que como hotel no satisfaga una demanda hecha con mucha antelación como el hecho de tener pan tostado envasado para un total de 8 servicios de desayuno (el equivalente a dos paquetes de pan tostado de la marca Schär por ejemplo).

Respecto al resto de comidas debo decir que en líneas generales la restauración en Roma me ha decepcionado. Quizás iba con unas expectativas altas y convencida de que Roma es el paraíso para los celíacos. Sí que es cierto que tienen conocimiento del tema, pero nosotros fuimos sólo a restaurantes acreditados por la Asociación de Italia. Y no me ha decepcionado por la calidad de la comida que es buena, sino por lo poco cuidados que están los restaurantes. Que la comida sea buena y la atención recibida sea correcta para mí es fundamental, pero valoro igualmente que el lugar esté limpio, sea confortable en cuanto a mobiliario y temperatura, que tenga una luz adecuada, su decoración, en definitiva todo aquello que hace que el comensal esté a gusto y quiera volver.

 

El primer día comimos en Alex Café, situado en Via Vittorio Veneto. Pedimos pasta que estaba buena, pero tampoco era para tirar cohetes. Simplemente correcto. Os desaconsejo comer en su terraza cubierta al mediodía, hace un calor de espanto a pesar de tener un aparato de aire acondicionado. Muy lentos sirviendo pero la atención muy buena.

 

Cerca del Vaticano comimos en La Soffitta Renovatio. La pizza era bastante buena, pero la mía llegó mucho más tarde que el resto y me la sirvieron cruda. Tras pedir que la hicieran más, me la sirvieron quemada de los bordes. Un poco desastre. Los postres aunque tienen mucha variedad son correctos, sin más. La atención bastante penosa.

 

Por la tarde paseamos por Trastévere y aprovechamos para cenar en Mama Eat. Aquí disfrutamos mucho. Comimos muy buena pizza y según mi hijo el mejor pastel de chocolate de su vida. La verdad es que me obligó a probarlo para comprobar lo bueno que estaba. Y si, estaba brutal. El local esta bien cuidado y pese a parecer pequeño, dentro tienen un comedor amplio. La atención fue muy buena y fueron rápidos sirviendo. Todo lo que es sin gluten se hace en una cocina aparte (tienen dos) y lo sirven en platos transparentes con una banderita. (Lo de la banderita lo hacen en todos los establecimientos a los que hemos ido). Fue el único lugar que repetimos. Además cerca está el Lungotevere en el río Tiber, donde por las noches está lleno de restaurantes, bares de copas y puestos para dar un paseo agradable.

Una de las comidas la hicimos en Bibo Ristorante, donde la pasta estaba buena. El local bastante anticuado, los baños en muy mal estado, el servicio lento y la atención con baja puntuación. Sencillamente un lugar donde parar a comer y punto.

Por la noche cenamos en Il Melarancio situado en una calle cerca de la zona comercial de la Via del Corso, pero no os puedo dar mucho detalle de cómo se come ya que después de tanta pasta y pizza, el cuerpo nos pedía verde y cenamos una buena ensalada. El local es pequeño y la atención normal. Nada especial. Después tomamos un delicioso helado a Fatamorgana.

 

El cuarto día comimos en Pantharei muy cerca del Panteón. Este es el segundo mejor lugar para mí después de Mama Eat. El local no muy grande, esta situado al final de un callejón que llegas gracias a google maps. Las pizzas muy buenas, el servicio rápido y la atención muy buena también. Es el único restaurante de los que hemos visitado que el aire acondicionado estaba puesto en condiciones.

Por la noche repetimos a Mama Eat donde pedí una hamburguesa que estaba muy buena.

 

El último día comimos en Voglia di pizza. No podíamos irnos de Roma sin comer allí, ya que me habían dado muy buenas referencias de este sitio, y los compañeros que tienen webs y blogs también daban muy buena opinión sobre este establecimiento. Siento decir que a nosotros nos decepcionó y mucho. Y no por la comida, pedimos pizza que estaba muy buena, aunque ya empezaba a estar de pizza y pasta hasta las cejas! Me pareció un local muy dejado. Necesitábamos una mesa para 4. Nos ubicaron en dos mesas de 2 juntas que entre ellas había un desnivel de unos 3 cm, y había 3 sillas a cada lado, por lo que tuvimos que comer con una silla en medio que hacía más estorbo que otra cosa, ya que si alguien estaba sentado en el medio, el plato le cojeaba entre las dos mesas (muy mal montado). Además la mesa estaba junto a la puerta del baño (que ya es desagradable siempre), de manera que las personas que hacían cola para entrar en el baño estaban a un palmo nuestro. Estuve a punto de ofrecerle pizza a más de uno. El servicio bastante antipático, pedí hielo para mi Coca-Cola y me trajeron un bol con hielo con mucha desgana. Que no sé porque me trajeron tanto hielo, porque en la copa sólo me cabía uno! Ni un vaso con cubitos! Muy mal. El aire acondicionado ni se notaba de flojo que estaba, pasamos calor. De hecho no quisimos pedir postres ni cafés porque ya teníamos ganas de irnos de allí. Muy cutre todo.

En resumen, Roma es muy bonita pero los restaurantes a los que hemos ido no quedan a la altura que yo esperaba de una ciudad como ella. A todos les falta conservación, cuidar la imagen del establecimiento y tener una temperatura adecuada teniendo en cuenta que estábamos a 36º en el exterior. La comida en general es buena, pero para mí también es muy importante que el establecimiento esté curioso, limpio y el servicio sea el correcto, y esto en la bella Roma no lo hemos encontrado.

 

Este es el enlace de la Asociación de Celíacos de Italia .

 

Os dejo el enlace del mapa que hice con todos los establecimientos acreditados por la Asociación de Celíacos de Italia por si deseas ir.

 

MAPA DE ROMA CON ESTABLECIMIENTOS ACREDITADOS

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